sábado, 23 de febrero de 2013

Tengo mucha curiosidad por el pasado de las grandes cosas y una de ellas es el de mis padres. Realmente el motor de mi familia es mi padre, nos criamos en una sociedad donde el hombre es el cabecilla de la manada. En los años 90 mi país, como ahora, estaba sumergido en la miseria. Claramente esta situación la viven muchos países más pero solo las personas que tienen un mínimo de recursos o suerte pueden salir del mal vicio que provoca una sociedad poco desarrollada. Mi padre tuvo esa suerte. Llego aquí cuando yo tenía 4 años. Hasta poco tiempo no entendí las razones de su ida, dónde se marchaba o para qué, pero mi curiosidad fue saciada cuando empecé a preguntarle sobre el comienzo de nuestra vida fuera de las fronteras del país. Es evidente que se fue por dinero y trabajo, pero no porque tenía negocios en multitud de países, sino porque no tenía nada. Según sus amargos recuerdos, un conocido que trabajaba en una empresa de construcción de Valencia le prometió a su jefe que le traería mano de obra barata y uno de los elegidos fue él. Desde entonces su futuro ya estaba escrito. Le habían elegido el país, la ciudad, el trabajo y el salario que iba a ganar en su nueva y extranjera casa sin que el rechistara. Trabajó 9 meses en esa empresa pero la abandonó porque el jefe les robaba el dinero aparte de pagarles poco. Durante ese periodo de tiempo nos mandaba dinero, unos 300 euros al mes para que nosotras pagáramos los gastos de ahí. Gracias a él compramos un piso de dos habitaciones. En esos momentos tener algo así era un lujo. Yo estaba feliz en mi pequeña ignorancia mientras mi padre estaba solo en Valencia. Aparte de su soledad, quería que nosotras también pudiéramos disfrutar de la buena vida que en esos momentos empezaba a crearse en España así que nos trajo aquí. Las cosas marchaban bien, se había cambiado a otra empresa donde tenía un suelo digno pero detrás de todos esos bienes y dinero habían 12 horas de trabajo diario, recortes en el sueldo por vacaciones, grandes obras y muchísimo esfuerzo y sobretodo, no disponía de los derechos del trabajador suficientes para mejorar sus condiciones. Y ahora..ahora hundidos en la crisis mi padre sufre de insomnio, trabaja de guardia despertándose cada 3 horas y durmiendo por el día 4. Su cuerpo ya acostumbrado al frío, poco sueño y mucho trabajo ya está dando sus frutos...Papá lucho por mi y por mi familia por el día y por la noche aceptando cualquier dinero ya sean 50 que 20 euros, se puso como ejemplo para darnos una motivación y estudiar, para poder facilitarles la vida y estar sobre nuestros pies,para que pueda dormir más de 4 horas al día y que pueda conocer lo que es trabajar 8. Hoy me toca luchar por ti papá, me toca devolverte tus horas de largo trabajo, tus derechos como trabajador, tu cansancio, tu insomnio y que puedas tener una vejez tranquila, que puedas descansar. Hoy pelearé por nuestro futuro, por el tuyo y por el de todos los hombres y las mujeres de esta sociedad injusta. Luchare por la igualdad y la justicia y sobre todo por las personas que el trabajo les está destruyendo tanto física como psicológicamente. Hoy lucharé por vosotros pero sobretodo por ti.

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